Hay días que preferiría no recurrir incansable
a olvidar por ejemplo la rutina acechante de los malditos,
el desvelo imperdonable de una noche tormentosa,
el sisear insoportable de las viejas en la rambla,
los niños con armas, la indiferencia nacional y total por el otro,
las infames lágrimas de compromiso (de álguien) cuando se va para siempre un amigo.
otros ... en los que preferiría no estar colgada porque no te ví.
Dejar de pensarte al menos un rato.
O no tener en cuenta las veces que intenté, sin lograrlo, no levarte entre mis papeles
descubriendo al final de un día de trabajo que los había llenado, sin notarlo, con tu nombre.
Me preocupo y comprendo que no es un juego,
digo éste que se note, preferiría no recurrir a tenerte así
impartible en la piel y de la nada aparecer en el cuarto,
desemvolverme lienta y cóncavamente en vos
que me resquebrajes íntegra; siendo mi deidad.
Hay días en que olvido los engaños, el qué dirán;
un poco para que seas vos
el que esté enamorado, enloquecido,
por convencerme que puedo hacerte falta.
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